La belleza de las proximidades al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido se adueñan de este barranco. Sus colores, sus aguas turquesas y por supuesto sus cascadas harán que este descenso sea inolvidable. Pequeños resaltes, pequeños saltos y minitoboganes van a ir preparándonos para el rápel final de 15 metros a una espectacular poza, que para los más atrevidos podrá ser saltable.